
Cuenta algún controvertido relato la existencia de los túneles secretos del Lago Titicaca, que servían a una civilización antediluviana muy avanzada para su organización y gestión.
Son esas mismas historietas las que hablan de seres astrales que a través de sus incursiones en latitudes terrenales muestran estas increíbles construcciones a algún designado por la ciencia infusa y que ha tenido el privilegio de visitarlas.
Sea cierta o no la existencia de los túneles secretos del Lago Titicaca, quiero enfocarte esta publicación partiendo, primero, desde lo más científico para, por último, concluir con la citada leyenda, verosímil o no pero que, en cualquier caso, da mayor peso a lo metafísico.
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Independientemente del enfoque, tuyo será el ejercicio de la discriminación, no tengo otro propósito que el de seguir mostrando la gran lindeza de un lugar, el Lago Titicaca, que mucho de su encanto lo funda en su atractivo místico, el que le dan las creencias presentes con la intercesión de culturas milenarias; sea dicho, al amparo de lo referido anteriormente, que es uno de los lugares turísticos más visitados de Bolivia…
No quiero utilizar el término “verosímil”, pero si me centro en darte unos trazos abrazados por ese calificativo, debo empezar por contarte la trascendencia arqueológica del entorno de este espacio natural. Y es que el lecho del Lago Titicaca es el santuario de muchos vestigios arqueológicos de una de las culturas más misteriosas y enigmáticas de la historia: la cultura Tiahuanaco.
Muchos son los que creen que esta civilización era La Atlántida, poco creíble ya que Platón nunca supo de este continente y muy probablemente cuando enumeró en sus textos las maravillas de esta inusitada civilización, lo hizo con referencias cretenses o tartesas.
Pero es evidente la fuerza que la cultura Tiahuanacota pudo tener en el pasado y que, a través de las muchas inspecciones de las profundidades del Lago Sagrado, se está poniendo en valor cada día más.
Son estas exploraciones subacuáticas las que han rescatado del olvido de sus profundidades infinidad de restos, como piezas de oro laminado, vasijas, restos humanos, efigies de piedra e incluso anclas.
Además, son despojos vetustos que plasman como el Lago Titicaca ha abrazado en su regazo diferentes culturas, y a la vez antiquísimas, que van desde tiempos preincanos, pasando por el propio periodo Inca y llegando hasta tiempos más accesibles al conocimiento, año 500 d.C.

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Lo más llamativo es que son restos arqueológicos que muestran el modus vivendi de sus pobladores y la veneración absoluta a sus aguas, de ahí que se le considere el Lago Sagrado desde tiempos pretéritos, siempre ligada la devoción de las civilizaciones andinas a todo concepto relacionado con la madre naturaleza, la Pachamama…
Como te decía, te he planteado una publicación que vaya desde lo rigurosamente científico hasta lo que posee menor verosimilitud.
Es en este tránsito donde quiero pasar al siguiente nivel, de temática incierta y controvertida; si hasta ahora, todo descubrimiento se resumía por los expertos como el fruto de milenios de intercambio cultural y comercial de los poblados del Lago Sagrado, hay ciertas afirmaciones, a caballo entre lo disruptivo y lo extravagante, que afirman un contacto directo entre la civilización tiahuanacota y otras culturas de origen extraterrestre, relaciones que hicieron posible la creación del Tiahuanaco unos 10.000 años a.C. con técnicas, como el labrado del oro, no descubiertas aún en esos tiempos.
Es palmario el potente nexo de unión entre los embriagadores llamativos turísticos del Lago Titicaca y ese nimbo legendario que le dan las historias y leyendas, más o menos creíbles, unidas al verdadero rigor arqueológico. Esplendor natural con el auspicio incondicional de lo atávico…
Un artículo raro, ¿verdad…?; pues lo quiero concluir volviendo al comienzo, a su título sobre los túneles secretos bajo el Lago Titicaca.
Es aquí donde te cuento una historieta fantasiosa, haciendo este comentario sin ninguna acritud hacia el creador de la misma, más bien, todo lo contrario, debemos estar agradecidos a estos personajes por enriquecer la infinita leyenda de sus aguas.
Su relato, que se puede encontrar en varios sitios de internet, se contextualiza en una zona concreta de de su territorio, los restos de la Chincana; como mi intención paralela es mostrarte más y más belleza de esta zona, te dejo la imagen del sitio y continúo…
Cuenta Antonio Portugal Alvizuri como en la década de los ochenta, y para alimentar su apetito arqueológico, hizo un viaje al Lago Titicaca. Ya allí, estando en la Isla del Sol y en base a su tremenda curiosidad, habló con un lugareño que rápidamente notó su interés por vestigios del pasado y lo llevó a una supuesta entrada a un túnel…
Una vez allí, abrió la entrada (obturada por una tapa) y se adentró en su interior sin mucho aplomo, ya que no contaba con suficientes recursos para hacerlo sin riesgo.
Decidió postergar la aventura e instó al lugareño a que mantuviera el secreto hasta que regresara con la compañía y logística adecuada. No tardó mucho en volver, acompañado de un amigo interesado en tal faena; su sorpresa fue que cuando llegó no encontró, y nadie conocía, al personaje que le escoltó a la boca del túnel. No obstante, coincidiendo con otros paisanos, consiguió llegar de nuevo a la entrada junto a su compañero de expedición.
Nuevamente en el lugar, incursionaron en estos misteriosos túneles y descubrieron, al margen de tan enigmáticos ambientes interconectados bajo el Lago Titicaca, grabados sobre sus paredes, pinturas y figuras, demostración clara de que una civilización había construido y usado esos túneles. Sin más ni más, regresaron a La Paz con el ánimo de hacer un documental sobre este enorme hallazgo…
Nunca se consumó…, porque una noche, estando dispuesto a dormir, Antonio Portugal Alvizuri fue sorprendido por unos seres divinos que le advirtieron de que nunca profanara el lugar porque de lo contrario se colmaría de males.
Estos seres le informaron de que los aldeanos no eran reales, nunca existieron, y justificaban su rechazo a que se estudiara el sitio, por el humano, porque tenía, siempre, un talante destructivo.
Cabe decir que hay detalles que alimentan el mito de los túneles secretos del Lago Titicaca: por ejemplo, que el término aymara “chinkana” (que da nombre a las ruinas cercanas), significa esconditey que “chinka” en aymara es túnel; más pábulo para alimentar el cuento. Te dejo su relato, a través de este vídeo, para que escuches de viva voz la historia contada por el mencionado personaje…

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No es mi intención valorar la verosimilitud del relato, pero la moraleja que se saca siempre de estas leyendas circunscritas a entornos andinos es que se trata de lugares de tradición milenaria, muy vinculada siempre a la naturaleza, a su Pachamama, y al respeto por ella, más la tremenda vinculación con el turismo que generan estas crónicas de halo enigmático…